Equinoccio. Revista de psicoterapia psicoanalítica, 2
(2), julio-diciembre 2021, pp. xx-xx.
ISSN: 2730-4833 (papel), 2730-4957 (en línea). DOI: xxxxx.
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A PROPÓSITO DE LA FORMACIÓN
CONVERSACIÓN CON DECANOS
Y DIRECTORES DE POSGRADOS
Luis Correa Aydo
Asociación Uruguaya de Psicoterapia Psicoanalítica
Montevideo, Uruguay
Correo electrónico: lcorreay@gmail.com
ORCID: 0000-0002-4323-3723
Ignacio Barboza Marrero
Asociación Uruguaya de Psicoterapia Psicoanalítica
Montevideo, Uruguay
Correo electrónico: ignacio.barboza@gmail.com
ORCID: 0000-0001-7850-9219
Equinoccio. Revista de psicoterapia psicoanalítica, 3
(1), enero-mayo 2022, pp. 183-211.
ISSN: 2730-4833 (papel), 2730-4957 (en línea). DOI: doi.org/10.53693/ERPPA/e3.1.11
Para citar este artículo / To reference this article / Para citar este artigo
CORREA AYDO, L. y BARBOZA MARRERO, I. (2022). A propósito de la formación.
Conversación con decanos y directores de posgrados.
Equinoccio. Revista de psicoterapia
psicoanalítica, 3
(1), 183-211. DOI: doi.org/10.53693/ERPPA/e3.1.11
Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0)
Equinoccio. Revista de psicoterapia psicoanalítica - Vol. , N.o 1
184
Enrico Irrazábal es licenciado en Psicología y magíster en Psicología
Social. Es profesor titular del Instituto de Psicología Social y el actual deca-
no de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República.
Sandra Romano Fuzul es doctora en Medicina y especialista en
Psiquiatría. Es profesora titular y actualmente directora de la Clínica
Psiquiátrica de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República.
Lorena Estefanell es licenciada en Psicología y magíster en Terapias
Psicológicas de Tercera Generación. Se desempeña como directora de la
maestría en Psicoterapia de Adultos, Parejas y Familia, así como del profe-
sorado de la vicerrectoría de Programas Académicos del Departamento de
Psicología de la Universidad Católica del Uruguay.
Pía Correas es licenciada en Psicología, magíster en Psicoterapia
Psicoanalítica y decana del Instituto Universitario de Posgrado de la
Asociación Uruguaya de Psicoterapia Psicoanalítica.
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INTRODUCCIÓN
En este número, dedicado a la formación en psicoterapia psicoana-
lítica, consideramos de mucha importancia conocer la visión que tienen
sobre el tema algunos de los responsables de la enseñanza curricular uni-
versitaria en el área psi de nuestro país, tanto a nivel de grado como de
posgrado.
El proyecto de llevar adelante estas conversaciones surgió cuando
aún vivíamos bajo la emergencia sanitaria por el covid 19, de manera que
no fue posible, como nos hubiese gustado, reunirnos personalmente con
los entrevistados en conjunto y generar un diálogo más abierto. Como
alternativa elaboramos un cuestionario que trasladamos a cada uno, con
una base de preguntas comunes.
A continuación, el lector encontrará las respuestas que amable-
mente nos han ofrecido el Prof. Tit. Mag. Enrico Irrazábal, decano de la
Facultad de Psicología de la Universidad de la República; la Prof. Dra.
Sandra Romano Fuzul, directora de la Clínica Psiquiátrica de la Facultad
de Medicina de la Universidad de la República; la Mag. Lorena Estefanell,
directora de profesorado de la vicerrectoría de Programas Académicos
del Departamento de Psicología de la Universidad Católica del Uruguay;
y la Mag. Pía Correas, decana del Instituto Universitario de Posgrado de
audepp (iupa). Les agradecemos sus respuestas, que, entre coincidencias y
diversidades, abren un cauce ancho para la reflexión sobre un tema muy
relevante. Y desde ya formulamos el propósito de generar a futuro otros
encuentros, de carácter presencial, que nos brinden más amplias posibili-
dades de intercambio y debate.
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A propósito de la formación. Conversación con decanos y directores
de posgrados
- Luis Correa Aydo e Ignacio Barboza Marrero
LA CONVERSACIÓN
Actualmente, y comparando con épocas anteriores: ¿cómo se per-
cibe el interés de los profesionales hacia la formación específica en
psicoterapia?
enriCo irrazáBal: Quisiera puntualizar algo para responder. Al com-
parar con épocas anteriores y no definir su límite, la delimitación no será la
misma en las diferentes respuestas posibles.
Al finalizar la dictadura cívico-militar en 1985 y caer la intervención
en la Universidad de la República (Udelar) en 1984, se produce una ex-
plosión de la matrícula estudiantil y esto de por sí cambia el panorama.
En el período democrático aparecen las primeras encuestas sistemáticas
vinculadas a las actividades laborales de las y los psicólogos, ya que no
había anteriores. Estas han sido realizadas con criterios de recolección
diferentes por distintas organizaciones y asociaciones vinculadas a la
psicología, por la Coordinadora de Psicólogos del Uruguay (Cpu) y por
Facultad de Psicología de la Udelar. Sin embargo, pese a esa diversidad,
en conjunto permiten pensar que ha habido un interés creciente en la
formación.
Agrego, nada más, que no se puede comparar con el período ante-
rior a la intervención de la Udelar, ni comparar el período durante la in-
tervención y el período democrático posterior, porque cambian muchas
cosas según el tiempo que se considere; entre ellas, el crecimiento de la
población estudiantil y las reformas institucionales universitarias de las
últimas décadas.
Sandra roMano: Para contextualizar esta respuesta y todas las siguien-
tes, considero útil ubicar el lugar desde el que respondo.
Desde su creación en 1908, la Clínica de Psiquiatría de la Facultad
de Medicina de la Udelar es el único lugar en el que en nuestro país se
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forman los médicos especialistas en psiquiatría. Actualmente desarrolla
tareas docente, asistencial y de investigación en cuatro hospitales y cinco
centros de salud de la Administración de los Sistemas de Salud del Estado
(aSSe) en Montevideo, en Salto y en Paysandú. La tarea docente abarca
también la participación en la formación de grado en la carrera de doctor
en Medicina y en las carreras de la Escuela de Tecnología Médica (euTM),
en particular en Terapia Ocupacional y Fonoaudiología, y en la especiali-
zación en Salud Mental y Psiquiatría de la Facultad de Enfermería.
En el Hospital de Clínicas, nuestra clínica tiene un Programa de
Psicoterapia que integra diferentes líneas teóricas y metodológicas: psi-
coterapia de orientación psicoanalítica, cognitivo comportamental, sisté-
mica e integrativa. En su actual organización el programa funciona desde
hace más de 25 años y tiene antecedentes desde la década de 1960.
En el año 2003 se creó la diplomatura en Psicoterapia en Servicios
de Salud, la cual está dirigida por la Clínica de Psiquiatría y la Clínica de
Psiquiatría Pediátrica, el Departamento de Psicología Médica y la Unidad
de Salud Mental en Comunidad. Desde el inicio integró médicos en for-
mación en psiquiatría y psiquiatría pediátrica, y psicólogos de menos de
cinco años de recibidos, con un cupo inicial de veinte estudiantes, que
aumentó a cuarenta desde 2015.
En cuanto a esta primera pregunta, que es muy amplia, voy a respon-
der considerando únicamente a los psiquiatras en sus diferentes etapas
profesionales, fundamentalmente durante la formación. Es una percep-
ción personal y parcial que se vería enriquecida en un diálogo con cole-
gas y con otros profesionales de la salud mental. En la población de mé-
dicos que ingresaron a la especialidad en los últimos diez años se percibe
mayor interés en la formación específica en psicoterapia, en alguna de las
líneas teóricas o en varias: psicodrama, terapia sistémica, intervenciones
psicoterapéuticas en pacientes con afecciones orgánicas (ippao) y terapia
integrativa (pnie), si bien esta opción es seguida por pocos de los médi-
cos habilitados. Al menos un tercio sigue alguna formación específica en
188
psicoterapia por fuera del ámbito de la facultad, en diferentes momentos,
incluso años después de recibidos.
En la formación como especialistas en psiquiatría se busca incorpo-
rar la dimensión psicoterapéutica de la consulta clínica y la valoración
de la indicación y oportunidad de realizar una psicoterapia específica. En
una encuesta realizada a los psiquiatras por la Sociedad de Psiquiatría del
Uruguay en 2011,1 el 33 % de los encuestados refirieron derivar a psicote-
rapia. En la encuesta de la Asociación Psiquiátrica de América Latina de
2010, 78 % de los psiquiatras refieren emplear combinación de interven-
ciones biológicas y psicoterapia en sus abordajes.2
lorena eSTeFanell: Desde mi perspectiva, veo que actualmente hay
mucho más interés en profesionalizar el ejercicio de la psicoterapia. Sigue
existiendo una cierta confusión cultural respecto a lo que es la psicotera-
pia, que deriva en una suerte de híbrido donde se mezclan conceptos que
provienen de escuelas terapéuticas que tienen su base en la evidencia,
con otras prácticas que no tienen que ver con las escuelas psicoterapéu-
ticas —como el estudio del eneagrama, por ejemplo— o bien son otra
clase de prácticas que provienen de otro tipo de marcos —como pueden
ser los ritos chamánicos o determinados rituales—. Estimo que todo esto
se ha mezclado un poco, incluso en la expectativa de quienes se van a
formar para ejercer funciones terapéuticas.
De todas formas, me da la sensación también de que esto está
cada vez mejor resuelto, sobre todo porque desde el Sistema Nacional
Integrado de Salud (SniS) y los empleadores que prestan servicios de
salud se ha comenzado a exigir determinados tipos de formación para
1 Estudio sobre sobre las condiciones de trabajo de los médicos psiquiatras en Uruguay
(https://studylib.es/doc/4776128/estudio-sobre-las-condiciones-de-trabajo-de-los-
m%C3%A9dicos-p...).
2 Resultados de la encuesta de Recursos Humanos en Psiquiatría y Salud Mental en los 6 países del
Cono Sur (http://spu.org.uy/sitio/?page_id=59).
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ejercer la psicoterapia dentro de las instituciones. De hecho, este proceso
ha llevado a que los estudiantes se empiecen a interesar por formaciones
más sólidas y vinculadas a las escuelas de psicoterapia formales, y no se
orienten tanto hacia otros desarrollos. Estos pueden tener, eventualmen-
te, su validez, pero es importante distinguir —y que la población entienda
esto— la diferencia que existe cuando estamos dentro de una determina-
da escuela terapéutica, de cuando estamos ante prácticas que no provie-
nen de las ciencias de la psicología.
pía CorreaS: Entre aquellos profesionales, psicólogos y médicos, que
se quieren dedicar a la clínica, sigue habiendo un interés marcado por
adquirir una formación específica en técnicas que aborden el malestar
psíquico. La pregunta es cuántos de ellos siguen buscando una formación
sólida en la teoría psicoanalítica para poder luego trabajar como psicote-
rapeutas psicoanalíticos.
Las diferencias que surgen en la actualidad son, por un lado, que el
ejercicio de las profesiones de base está abierto a muchos campos de
acción y no solamente al trabajo clínico en consultorio, en formato de
psicoterapia. Por otro lado, la oferta de formación en distintas corrientes
teóricas ha roto con la hegemonía del psicoanálisis que teníamos hace
veinte años atrás.
En las entrevistas de ingreso al iupa, hemos percibido que hay cierta
desinformación y un desconocimiento sobre qué se necesita para seguir
formándose como psicoterapeuta psicoanalítico. Esto impacta en las de-
cisiones y caminos que eligen para su formación los candidatos que se
presentan a nuestra maestría.
En la elección del terapeuta personal no se toma en cuenta que rea-
lice una terapia psicoanalítica o un análisis; esto limita la posibilidad de
ingreso, por no cumplirse el requisito prínceps de la formación en psicoa-
nálisis, que es contar con las vivencias propias de haber transitado un pro-
ceso psicoterapéutico psicoanalítico individual. También encontramos
190
aquellos que realizan varios tratamientos muy limitados en el tiempo (de
meses o de un año a lo sumo) con diversos terapeutas, lo que habla de
una discontinuidad en el proceso de autoconocimiento, apoyado en la
transferencia, en la relación que surge en el trabajo entre los dos.
Resumiendo, el interés en la formación como psicoterapeutas sigue
siendo muy alto, pero cumplir con los requerimientos específicos para
la formación en psicoanálisis no aparece como una prioridad, lo cual
impacta en el número de profesionales con psicoterapias psicoanalíti-
cas propias. Esto se puede cuantificar por la relación entre el número de
consultas e interesados en ingresar al iupa y quienes efectivamente sí lo
puedan hacer porque cumplen con los requisitos de terapia personal. En
los números que corresponden a este año, dicha relación es de veinte
aceptados sobre ochenta interesados, es decir, la cuarta parte.
¿Qué perfiles se destacan en los estudiantes que comienzan la forma-
ción tanto en el grado como en los posgrados?
irrazáBal: Si por perfiles de ingreso en el grado se entiende la orien-
tación de la que provienen las y los estudiantes desde la formación se-
cundaria, la Facultad de Psicología en ese sentido no exige orientación.
Predominan ampliamente las orientaciones de los bachilleratos Social-
Humanístico, Ciencias Biológicas y Arte y Expresión.
En cuanto a la oferta de posgrados, la Facultad de Psicología de
la Udelar tiene un diploma, cinco especializaciones, cinco maestrías
y un doctorado, que varían en sus líneas y temáticas. Se ofrecen la di-
plomatura en Psicogerontología y las especializaciones en Evaluación
Psicológica, en Inclusión Social y Educativa, en Psicología en Servicios
de Salud, en Psicología del Deporte y la Actividad Física y en Estrategias
de Intervención en Usos Problemáticos de Drogas; también las maestrías
en Psicología Clínica, en Psicología Social, en Psicología y Educación, en
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Derechos de Infancia y Políticas Públicas y en Ciencias Cognitivas; por
último, se ofrece también el doctorado en Psicología.
roMano: La formación de grado en la Facultad de Medicina integra,
a lo largo de la carrera, la salud mental desde diferentes enfoques a tra-
vés de la Unidad de Salud Mental en la Comunidad, el Departamento
de Psicología Médica y, en el quinto año, la Clínica de Psiquiatría. Desde
el año 2013, en el curso de psiquiatría se jerarquiza la sensibilización
sobre temas de salud mental y el trabajo sobre desestigmatización en
instancias de taller, que incluyen, al inicio y al final, una encuesta a
los estudiantes. El trabajo que se elabora a partir de dichas encuestas3
informa sobre algunas características del perfil de los estudiantes de
Medicina en referencia a temas de salud mental. El 13,2 % consultó por
temas de salud mental al menos en una oportunidad, el 30,2 % recibió
atención psicoterapéutica y el 51,7 % refirió tener un allegado (familiar
o amigo) en tratamiento. El trabajo encuentra que la actitud hacia los
problemas de salud mental en general es poco estigmatizante y que
quienes tienen un familiar o un amigo con un problema de salud mental
son quienes menos estigmatizan.
Respecto al perfil de los médicos que ingresan a la formación en psi-
quiatría, la mayoría se aproximó a la especialidad durante su formación
de grado, sobre todo en los últimos años, y realizó parte de su interna-
do en psiquiatría o eligiendo las pasantías optativas de profundización.
En general, han estado o están en tratamiento psicoterapéutico y desde
la Clínica se recomienda la realización de un proceso psicoterapéutico
personal.
eSTeFanell: Hay en curso procesos de transformación curricular de las
carreras de grado. De hecho, en los dos centros nacionales de formación
3 Brescia M. S., De Mattos S., Porto V., reDes M. L. y WscheBor M. (2021). Estigma y enferme-
dad mental: intervención en estudiantes de Medicina. Revista Médica del Uruguay, 37(1). doi:
10.29193/RMU.37.1.3.
192
en psicología se empezaron a acortar dichas carreras. La Udelar comen-
zó un proceso de transformación curricular hace un par de años y en la
Universidad Católica también lo hemos comenzado con el objetivo de fa-
vorecer el esquema 4
+
2. En nuestro caso, dejamos la carrera generalista
de cuatro años, para que después el estudiante busque rápidamente una
especialización. Un poco tomamos como modelo la carrera de Medicina,
en la que los médicos generales que egresan luego se especializan.
La Universidad Católica tomó esa propuesta y hoy tenemos, en la
parte clínica, una formación de grado bastante ágil, porque queremos que
los estudiantes luego cursen maestrías. La gente que se proyecta en la clí-
nica puede terminar su carrera como psicólogo y ya entrar en su maestría
en Clínica, donde están contemplados todos los aspectos específicos que
no están dados en el grado; así, pueden terminar con una formación muy
potente de seis años que los habilita a ejercer la psicoterapia. En ese sen-
tido, estamos teniendo un perfil de ingreso al grado de gente joven que,
en realidad, tiene muy poca formación en clínica. Pero, a diferencia de lo
que pasaba antes, cuando se iban formando en el camino, ahora sucede
que al egreso del grado entran rápidamente en una formación que tiene
un componente de entrenamiento enorme y, en dos años, ya tienen sus
primeras armas como para poder ejercer la psicoterapia con un poco más
de capacitación, marco teórico y efectividad.
CorreaS: La mayoría de los profesionales que han cursado durante
mi decanato (2020-2022) son licenciados en Psicología recién recibidos.
Aquellos que ya tienen una trayectoria de trabajo de más años, en gene-
ral, cuentan con un ejercicio de la profesión no relacionado con la clínica
de psicoterapia.
La mayoría han cursado y están cursando procesos psicoterapéuticos
personales, que los acercan desde el interés y el gusto personal por la
teoría psicoanalítica. La elección se apoya, entonces, en la vivencia de
cercanía e identificación con sus psicoterapeutas.
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de posgrados
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Un objetivo frecuente es formarse en una técnica de psicoterapia en
la que no están entrenados. A su vez, reconocen necesitar un sustento
teórico y técnico específico para un ejercicio ético de la profesión. Y re-
sulta muy gratificante escuchar la preocupación de los postulantes en
temas de iatrogenia, así como en cuanto al aprendizaje para diferenciar
cuáles son los objetivos y los métodos de abordaje psicoterapéuticos ade-
cuados para cada paciente.
Sigue estando lejano el interés por la investigación en aquellos que
se postulan para la especialización, lo cual es adecuado, ya que es nece-
sario primero un manejo profundo de la teoría y tener una experiencia
clínica más amplia, para después empezar a cuestionarse aspectos que
movilicen hacia la búsqueda de nuevas respuestas y que cristalicen en
una investigación.
Un objetivo, secundario en la mayoría de los casos, es acceder a un
título de posgrado que esté habilitado e inscripto en el Ministerio de
Educación y Cultura (MeC), lo cual, a su vez, habilita la inscripción en el
Ministerio de Salud Pública (MSp) y puede ser también un paso previo para
la formación en un grado académico mayor en otros centros de posgrado
del mundo. Así, dar cuenta de una formación acredita para la realización
de concursos laborales y de carrera docente en otras instituciones.
Pensando en las transformaciones trascendentes que ha sufrido el
área de la salud mental en sus dimensiones científicas y clínicas, ¿qué
desafíos surgen para los espacios académicos? La integración de la
psicoterapia al SniS ¿ha supuesto algún cambio en la forma como se
encara la preparación clínica de los estudiantes?
irrazáBal: La formación académica en la Facultad de Psicología ha
discutido y acompañado las transformaciones en este campo, no sola-
mente en sus dimensiones científicas y clínicas, sino también sociales.
194
Los desarrollos conceptuales que desde la facultad se vienen realizan-
do al respecto decantan en prácticas y proyectos que apuntan a proble-
matizar el campo de la salud mental. Constituye una alternativa posible
y dialogante con otros espacios, en la medida en que los problemas y
los desafíos que se presentan en esta área se entienden en su dimensión
multidisciplinar. Tanto en el grado como en el posgrado, se desarrollan
planteos que interpelan y aportan a la comprensión de las dimensiones
en juego. En este sentido, la posibilidad de procesos psicoterapéuticos
en el marco del SniS es una realidad para la cual la facultad aporta condi-
ciones formativas desde el grado y el posgrado. La preocupación por la
demanda social hace que se articulen prácticas y experiencias docentes
en el campo clínico. Ejemplo de esto son los diversos espacios de prác-
ticas y proyectos, así como el Programa de Residentes y Practicantes en
Servicios de Salud (2015), entre otros, que muestran cómo la formación
en psicología clínica se sostiene en una perspectiva social; de allí, la di-
versidad de las áreas de trabajo en donde aquella se despliega.
La posible implementación de una ley nacional de salud mental cues-
tiona todo el andamiaje de formación y tecnológico, y establece desafíos
necesarios. Sobre todo, plantea un debate y una construcción respecto a
una definición del objeto —que prefiero llamar una problemática—, para
rescatar lo procesual. Considero relevante ubicar la construcción del pro-
blema, que refiere entre otras cosas a la propia noción de salud y de enfer-
medad. Planteo una discusión sobre los universales y lo inmanente, de la
que emerge la posibilidad de pensar las estrategias terapéuticas, técnicas,
en el abordaje de los padecimientos.
Sí, estos cuestionamientos han generado modificaciones en las pro-
puestas de formación y deberán generar más, posiblemente.
roMano: El principal desafío es el desarrollo de investigación de ca-
lidad que permita generar evidencia sobre procesos y resultados de los
diferentes abordajes en poblaciones específicas. Desde la incorporación
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en 2011 del plan de prestaciones psicosociales en el SniS, el MSp realiza un
monitoreo cuantitativo de las prestaciones realizadas, pero no están defi-
nidos indicadores de proceso ni de resultado. No está definida la forma-
ción específica para el desarrollo de psicoterapia en el sistema de salud
y muchas de las experiencias realizadas intentan llevar al ámbito institu-
cional las metodologías de trabajo del ámbito privado. En otros casos, se
han realizado experiencias originales y se evalúa su desarrollo adaptando
las propuestas a la experiencia realizada.
Respecto a la formación, el principal cambio se refiere al aporte de
los elementos que favorecen el uso adecuado de los recursos existentes
en el SniS, en cuanto a indicación, oportunidad e integración a los comités
de recepción establecidos en la normativa.
eSTeFanell: Con respecto a esta pregunta, creo que hay un hecho im-
portante y es que el funcionamiento del SniS ha empezado a exigir com-
petencias nuevas en la formación de los clínicos. Nosotros somos clínicos
acostumbrados a acciones muy reactivas en cuanto a la salud mental; de
cierto modo, somos profesionales sentados en un consultorio a la espera
de que la salud mental se pierda, para que las personas nos consulten y
desde ahí intervenir. Por el contrario, de alguna manera, a través de sus
propuestas grupales y sus propuestas psicoeducativas, así como con la
atención a grupos familiares que sufrieron el impacto de tener integrantes
con problemas de salud mental, el SniS empieza a exigir una psicoterapia
más proactiva. Y esto supone también poder intervenir en el fenómeno
patológico desde contextos que no se prestan tanto al trabajo individual.
Por otra parte, la pandemia también nos exigió otro tipo de modali-
dad de trabajo. Nosotros pertenecemos a una cultura profesional acos-
tumbrada a un dispositivo de consultas una vez a la semana, una hora con
el paciente, de forma individual. Y a veces cabe preguntarnos si ese es
el dispositivo apropiado o, mejor, si es el dispositivo que cuenta con más
evidencia para atender bien a esa persona, para ese problema y para esos
196
recursos. De alguna manera, los desafíos que comienzan a surgir exigen
que haya clínicos que tengan más capacidad para diseñar dispositivos
distintos, que cuenten con más evidencia sobre su eficacia y que estén
más adaptados al problema, a la persona y a los recursos del paciente, y
no tanto a una forma estandarizada de ejercer la psicoterapia, que quizás
no sea la forma más adecuada para enfrentar el problema en el contexto
real en que se da la consulta.
Desde los espacios académicos se debería discutir más sobre cómo
diseñar los dispositivos terapéuticos para generar clínicos que tengan
más flexibilidad para poder intervenir en distintos contextos, con dife-
rentes dispositivos; profesionales que, en definitiva, siguen siendo clínicos
porque seguimos apuntando a impactar en el fenómeno patológico, pero
que a la vez tengan la capacidad de generar otro tipo de acciones.
CorreaS: La base de la malla curricular de la especialización y la
maestría del iupa da cuenta de la sólida preparación que había en los
treinta años previos de formación como psicoterapeutas psicoanalíticos
que se realizaba dentro de audepp. Desde la creación del ippa en el 2005
y la habilitación del iupa en el 2011,4 se han integrado corrientes teóricas
contemporáneas que se apoyan en una sólida formación en los autores y
escuelas clásicas. El trabajo en talleres clínicos, luego de cada instancia
teórica, tiene como objetivo de formación la integración de la teoría con
la clínica y da espacio al trabajo con conceptos nuevos, que enriquecen
los constructos clásicos.
La preocupación por integrar la investigación, de la misma forma que
se integra la ética profesional, es continua. Esto lleva a revisiones de los
programas de cada módulo, año a año, para lo cual los docentes se basan
4 La primera denominación del instituto, previa a la autorización otorgada por el Mec en 2011
como instituto de carácter universitario, fue Instituto de Psicoterapia Psicoanalítica de
auDePP. Luego de la autorización, en 2011, pasó a denominarse Instituto Universitario de
Posgrado de auDePP.
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en la evaluación anónima que realizan los cursantes. Esta evaluación guía
la revisión de los contenidos, de la metodología didáctica y permite iden-
tificar los posibles intereses que surgen a partir del trabajo en el módulo
para continuar con la formación. El Consejo Académico del iupa trabaja
con estos informes para proponer dos instancias anuales de cursos com-
plementarios obligatorios, de diez horas de duración y con evaluación
final, con el objetivo de introducir a los cursantes en temáticas que no
están presentes en el plan de estudios del instituto.
Estas propuestas de formación buscan acercar la posibilidad de cono-
cer abordajes que surgen de la clínica actual, así como de interiorizarse
sobre los formatos propuestos desde lo institucional, como, por ejemplo,
lo pautado por el SniS. Sin embargo, reconociendo que en su momento el
SniS marcó un hito en cuanto a la creación de un encuadre institucionali-
zado de abordaje de los tratamientos en salud mental, actualmente y casi
veinte años después, el ejercicio de la psicoterapia en diversos ámbitos y
campos es muchísimo más amplio que lo estipulado en el SniS.
Es así que la formación de nuestros especialistas implica un rico equi-
librio entre lo clásico y lo contemporáneo, para poder dar un marco a su
trabajo profesional adecuado y sólido.
Entre los cambios a los que apuntábamos en la pregunta anterior,
algunos observadores identifican una modificación en los marcos re-
ferenciales y en las corrientes teóricas más influyentes. ¿El psicoaná-
lisis continúa siendo percibido como una opción válida? ¿Qué otras
corrientes teóricas son demandadas y por qué?
irrazáBal: Los marcos referenciales nunca permanecen intactos ni
son trasmitidos linealmente. Son interpelados por la realidad social y dis-
ciplinar de manera recurrente. La formación en la Facultad de Psicología
se nutre de perspectivas heterogéneas, que conviven en un campo de
198
fuerzas caracterizado por el movimiento. Coexisten los aportes del psi-
coanálisis y lo psicodinámico, los grupalismos e institucionalismos, las
teorizaciones de las psicologías de la educación y las neurociencias. En
ese sentido, las demandas sociales a las que los desarrollos de la facultad
también responden han generado condiciones para el movimiento antes
mencionado, lo que ha posibilitado que se produzcan nuevas respuestas
a los problemas planteados en la contemporaneidad. Asimismo, también
se ha ido generando un lugar para otros aportes disciplinares, como la
filosofía, la antropología y la sociología, que amplían los campos de saber
y hacen posible la interrogación sobre el lugar que la psicología como
disciplina ha ido constituyendo en la academia.
El psicoanálisis mantiene un espacio de transmisión de sus saberes,
sobre todo cuando se afirma en la necesidad de seguir produciendo inte-
rrogación y cuando facilita la comprensión de problemas sociales.
roMano: El psicoanálisis continúa valorado como opción válida, tanto
en las indicaciones realizadas como en la demanda de procesos psicote-
rapéuticos de los profesionales. Dentro de las corrientes teóricas, la tera-
pia cognitivo-comportamental es de alta demanda, así como también lo
son la desensibilización y el reprocesamiento por medio de movimientos
oculares (eMdr) y, en los últimos años, la dialéctico-conductual (dBT).
Cada una de estas metodologías emplea técnicas y procesos de aten-
ción sistematizados, que establecen plazos de trabajo que se adecúan a
las necesidades específicas de personas y servicios. Y hay un número
creciente de estudios que aportan evidencia sobre su validez y resultado
en el abordaje de cuadros clínicos de alta prevalencia.
Consideramos que algunos de los modos propuestos en la normativa
no se aplican lo suficiente por un déficit en la formación, específicamente
en metodologías de abordaje grupal.
eSTeFanell: Con respecto a este punto, creo que la psicoterapia cami-
na hacia modalidades basadas en la evidencia. Creo que dentro de diez
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años nadie va a preguntar si el terapeuta es psicoanalítico o si es cogniti-
vo o sistémico. Creo que la pregunta va a ser si lo que está haciendo tiene
o no tiene sustento en la evidencia. En este sentido, las neurociencias
vienen dando un soporte enorme, porque, en algún punto, también de
su lado se nos exigen ciertos correlatos biológicos. Y considero que to-
das las psicoterapias deben asumir la responsabilidad de sistematizar un
poco más sus prácticas en función de estas exigencias, tratar de entender
mejor los efectos que producen, de poder documentar los procesos sobre
los cuales intervienen y de generar cierta evidencia que hable del bien
que le hacemos al paciente o, incluso, dar garantías de que se respeta
nuestro principio ético básico de no hacer daño. A ese tipo de escuelas y
de desarrollos teóricos se debería apuntar en el futuro. Las investigacio-
nes que hacen crecer el conocimiento son las que también van marcando
cuáles son las escuelas y las psicoterapias más robustas.
Asimismo, en la mirada que el Manual diagnóstico y estadístico de
los trastornos mentales, de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría
(DSM5), ha empezado a proponer —que apunta a ver los trastornos men-
tales ya no por la determinación de un conjunto de síntomas, sino a exa-
minar los procesos mentales involucrados en ellos—, de alguna manera
queda planteado también que las escuelas pueden dar cuenta con mayor
precisión sobre qué proceso mental se está interviniendo. Esto permite
entender, por poner un ejemplo, que cualquier método terapéutico que
impacte en la rumiación de un paciente va a mejorar mucho sus niveles
de depresión. Estamos pensando ya más en un proceso mental y no tanto
en un síntoma clínico. Las escuelas que creo van a ser percibidas como
opciones válidas a futuro van a tener mucho que ver con la evidencia que
puedan llegar a mostrar. Esto, por supuesto, con los límites que eviden-
temente tienen las ciencias humanas, que no son ciencias duras ni cien-
cias exactas. Pero que en algún punto sí empiezan a ser exigidas en este
200
sentido; a mi parecer, cada vez van a ser más demandadas aquellas que
presenten más consistencia.
En esto, la American Psychological Association a través de la División
12, que recoge los tratamientos que muestran mayor efectividad, favore-
ce un movimiento en el sentido de que ciertos tratamientos y las corrien-
tes dentro de las cuales se desarrollan se empiecen a instalar como las
opciones más válidas, porque parecen ser las que mejor funcionan. Por
otra parte, esto de apuntar a procesos también borra un poco las líneas
entre las escuelas. Y comenzamos a ver que cuando nos concentramos
en procesos, a veces, en tratamientos que provienen de escuelas distintas,
se empieza a mostrar que tienen muchas cosas en común. En este aspec-
to la investigación nos clarifica mucho.
Para resumir, en el futuro no va a ser válido ejercer la psicoterapia sin
tener investigación que la acompañe. Esta cosa tan artesanal que tiene la
psicoterapia —que, por otra parte, es absolutamente necesaria en tanto
siempre es un tratamiento a medida— a su vez tiene que estar fundamen-
tada en procesos generalistas o, dicho de otro modo, que sean científicos
y tengan base en la evidencia. Entonces, es verdad que hago arte, pero
en algún punto mi práctica tiene que estar sostenida en lo que las inves-
tigaciones y la ciencia me van marcando. Por tanto, me parece que los
mejores terapeutas van a ser los que puedan combinar eso tan específico
e individual que presenta cada paciente y cada trastorno, con el principio
general que ha demostrado tener mejor evidencia de efectividad para ese
problema. Esa va a ser la opción más válida a futuro.
CorreaS: Los candidatos que llegan a las entrevistas de ingreso al iupa
muestran un interés específico por el psicoanálisis y declaran haber tenido
interés por la teoría psicoanalítica durante su formación en la carrera de
grado. Pero plantean como dificultad que las instituciones de formación
a las que concurrieron tienen un perfil cognitivo-conductual o analítico,
por lo que fue muy poco el espacio de formación en psicoanálisis dentro
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de la grilla curricular de las carreras de Psicología. Muchos tuvieron en su
tesis de grado tutores con formación psicoanalítica, con lo cual pudieron
profundizar desde la perspectiva psicoanalítica el tema que eligieron para
trabajar.
Para los que buscan formarse como psicoterapeutas psicoanalíticos,
el psicoanálisis es una herramienta válida y valorada para el trabajo en
clínica con pacientes. Les cuesta planteárselo como un marco referencial
de pensamiento y comprensión sobre el funcionamiento psicodinámico
de la persona, aplicable en otros contextos de trabajo fuera del encuadre
del consultorio.
La escuela más nombrada como referente psicoanalítico es la laca-
niana entre aquellos que plantean contar con alguna formación previa.
Otro cambio que se apunta es el desafío de producir conocimien-
to basado en la evidencia. Es decir, se exige cada vez más investi-
gar sistemáticamente en un campo que, al menos en nuestro medio,
reconoció por décadas otros mecanismos de ampliación del saber,
más volcados al estudio de autores y a la transmisión interpersonal.
¿Cómo ha evolucionado ese aspecto en su marco institucional? ¿Qué
dificultades, qué logros y qué expectativas existen al respecto?
irrazáBal: En la Facultad de Psicología conviven diferentes formas de
producir conocimiento. Esta convivencia se construye en la medida en
que no hay un principio rector en lo que respecta a la cuestión o un único
modo de concebir la construcción del saber. La exigencia de investigar
sistemáticamente en un campo no conduce únicamente a la obtención
del conocimiento fundamentado en la evidencia. En este sentido, se pue-
de decir que la diversidad de investigaciones, metodologías y concepcio-
nes acerca de las formas en que se produce conocimiento ha constituido
logros para la formación. Es decir, la complejidad que los abordajes y
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de posgrados
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los problemas que nuestra disciplina conlleva ha impedido la reducción
a una única forma de acceder al conocimiento. Las dificultades de esta
amplitud se observan todavía, aunque cada vez menos, en la posibilidad
de obtención de financiamiento, otorgado por organismos financiadores
externos a la facultad, para investigaciones que no siguen los parámetros
de la evidencia.
roMano: El programa de psicoterapia de la Clínica Psiquiátrica in-
corporó la investigación como uno de los componentes desde el inicio,
centrada fundamentalmente en la descripción de la población atendida,
los procesos realizados y la evaluación de los participantes. Los hallazgos
se han presentado en eventos científicos y en algunas publicaciones.
Sigue siendo insuficiente la evaluación de resultados de los procesos
empleando instrumentos estandarizados.
eSTeFanell: Dentro de la Universidad Católica tenemos varias maes-
trías en clínica. Una es la maestría de línea analítica junguiana y otra es de
corte más psicoanlítico en niños y adolescentes. Tenemos también una
maestría en Psicoterapia de Adultos, Parejas y Familia, que integra los
marcos cognitivos y los sistémicos.
Dentro de la Escuela Cognitiva, la investigación tiene una presen-
cia muy grande. Tan grande que, incluso a veces, es una escuela que
no necesariamente se puede identificar con autores muy potentes, como
de repente ocurre con otras escuelas, porque tenemos en ella una gran
contribución de muchas personas, que han ido pensando y produciendo.
En el marco institucional de esta universidad, buscamos dar en la for-
mación aquellos tratamientos que han demostrado tener más evidencia.
¿Por qué? Porque de alguna manera la evidencia nos da ciertas garantías
de que, aunque pueda ser insuficiente un cierto tratamiento, contamos
con la certeza de que estamos dando lo mejor que existe para ese pro-
blema puntual. Buscamos evitar que se pueda llegar a hacer daño, por-
que hay estudios bastante contundentes que muestran que ciertos tipos
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de psicoterapia, para algunos tipos de problemas, pueden llegar a ser
iatrogénicos.
Las dificultades que se presentan tienen que ver con esto mismo, por-
que la investigación también acota la teoría y el arte de la psicoterapia.
Pero nos preocupamos mucho por poder seleccionar los tratamientos
que mejor funcionan y estamos en un intento de regularizar la psicotera-
pia, hacerla más científica y, sobre todo, más clara para el paciente que la
realiza. Vemos que para las personas, en general, las diferencias no están
claras y las escuelas de psicoterapia con mayor o menor apoyo en la evi-
dencia conviven también con el tarot, la biodecodificación, el ritual de la
ayahuasca, la magia negra, el coaching… Y parecería que para algunas
personas todo tiende a ser la misma cosa.
A veces lo comparo con la diferencia entre la industria farmacológica
y las preparaciones homeopáticas. Un médico puede ejercer como ho-
meópata y no hay ningún problema. Pero el paciente tiene que tener claro
si está tomando homeopatía o si está tomando un fármaco de la industria
farmacéutica, del laboratorio tal o cual como respaldo. Con un consen-
timiento informado, es posible elegir lo que se va a recibir y saber si se
trata de medicina tradicional o de algún tipo de medicina alternativa. Por
ejemplo, si el paciente opta por tomar homeopatía para tratar un cáncer,
debe tener claro que no está haciendo quimioterapia. Pero ese tipo de
claridad no existe para la psicoterapia.
Por lo tanto, creo que separar bien los campos es un desafío enorme
para los académicos, para los profesionales y los clínicos, es decir, para
todos quienes llevan adelante las intervenciones. No hay ningún proble-
ma con que la persona opte por cierto tipo de experiencias, que eventual-
mente pueden tener un impacto terapéutico; pero tiene que quedar bien
claro que no está haciendo un proceso psicoterapéutico, porque no son
procedimientos que pertenezcan a una escuela terapéutica determinada
y fundada en la evidencia científica.
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También sería deseable que, en algún momento, la psicoterapia se re-
gulara para que todo esto estuviera más claro y, sobre todo, le quedara
claro al público en general cuándo se ofrece un tipo de encuadre psicote-
rapéutico y cuándo estamos en otro campo. Porque, así como hay mucha
confusión entre la gente que necesita recurrir a una ayuda psicoterapéuti-
ca, también a veces se genera confusión entre los profesionales que ejercen
la psicoterapia, que eventualmente no son rigurosos en su práctica en tanto
que ser psicólogo no valida que todo lo que se esté haciendo con los pa-
cientes provenga y se fundamente en una escuela psicológica determinada.
CorreaS: Desde su inicio en 2005, para el ippa la investigación fue un
objetivo claro dentro de la formación. Pero recién en 2011, con la funda-
ción del iupa, la maestría en Psicoterapia Psicoanalítica se convierte en
una realidad; cuenta ya con tres generaciones de maestrandos. Eso lleva
a un proceso muy reciente y en continua evaluación sobre cómo formar
a magísteres en el campo de la psicoterapia psicoanalítica y qué cambios
ha debido realizar el cuerpo docente y la institución para poder sostener
y ayudar a crecer esta área de conocimiento y formación.
El psicoanálisis como disciplina tiene una corta historia en su vincu-
lación con la producción y testeo de conocimiento mediante la aplicación
de metodologías de investigación científica. Por esto mismo, la produc-
ción de saber sobre los constructos teóricos y las evaluaciones sobre las
técnicas psicoterapéuticas son escasas si se comparan con las de otras
corrientes teóricas psicológicas.
Desde el iupa se considera una obligación ética sostener instancias de
creación de conocimiento que den base compartible en el mundo acadé-
mico sobre la eficacia y la eficiencia de la psicoterapia psicoanalítica, así
como generar evidencia compartible sobre los constructos teóricos que
conforman el cuerpo de la teoría psicoanalítica. La dificultad que hemos
hallado es la de no contar con una masa suficientemente grande de egre-
sados de la especialización y de socios de audepp dispuestos a investigar.
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Esta dificultad, en parte, surge por tratarse de una tarea que implica in-
vertir tiempo y esfuerzo, que por momentos es muy ardua y conlleva
mucha organización, perseverancia, alta tolerancia a la frustración y ca-
pacidad de sostén por un período prolongado de tiempo.
Estamos ante el desafío institucional de acercar a futuros investiga-
dores, ya sean quienes cursan la maestría o bien socios de audepp, que
tengan un interés común en profundizar en la validez de conocimientos
ya publicados, así como de hacerse y contestar nuevas preguntas que
surjan de la realidad clínica actual. La institución debe estar abierta a
proponer instancias de sostén administrativo y de gestión para que estos
interesados encuentren dónde apoyarse en la tarea de la investigación.
En cuanto a la evolución de la docencia, ¿qué aspectos te parece in-
teresante destacar?
irrazáBal: En este punto considero destacable la formación de pos-
grado que han adquirido los docentes de la Facultad de Psicología, quie-
nes formalizaron investigaciones desarrolladas en la propia facultad y ha-
bilitaron, en consecuencia, otras nuevas líneas de formación.
Entonces, un crecimiento claro que se viene dando en esta facultad,
en el marco de la Udelar —que es la institución que concentra el 80 %
de la investigación en el país—, es justamente en la investigación, en la
creación de conocimientos. Y para ello se hace necesario extender la de-
dicación horaria de los docentes.
Esta investigación es contemplada desde una perspectiva de integra-
lidad de las funciones clásicas de la Universidad: enseñanza, extensión e
investigación; tal integralidad supera la mera yuxtaposición y apunta al
compromiso social. Para ello tiene que tener, también, una conexión for-
mal institucional con la gestión y el cogobierno. Estas condiciones de pro-
ducción son necesarias, pero aún insuficientes. Para que la investigación
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sea posible, es necesario, además, asegurar la posibilidad de producción
académica en términos generales. En ese sentido, en los últimos quince
años la Udelar ha realizado un esfuerzo importante en líneas de financia-
miento y en los proyectos concursables correspondientes.
Como concreción de esta política se destacan la figura de la dedi-
cación total, los proyectos de investigación de la Comisión Sectorial de
Investigación Científica (CSiC) y sus vinculación con la Agencia Nacional
de Investigación e Innovación (anii), los proyectos de la Comisión
Sectorial de Extensión y Actividades en el Medio (CSeaM), los proyectos
de la Comisión Sectorial de Enseñanza (CSe) y el Servicio de Relaciones
Internacionales (Sri).5 Asimismo, se ha favorecido la constitución de una
red de congresos, conferencias, jornadas y publicaciones. El conjunto
de estas políticas marca las condiciones de posibilidad del desarrollo de
la integralidad de las funciones que determinan un amplio crecimiento
comprobado en los estudios realizados.
Para cerrar con la respuesta, en estos años, fruto de decisiones asu-
midas en los consejos de las facultades y en el Consejo Directivo Central,
se ha realizado un importante proceso de descentralización universitaria,
de manera tal que en el período prepandemia un 10 % del estudiantado
estaba cursando completamente en el interior del país. En efecto, el ad-
venimiento de la pandemia posibilitó un crecimiento exponencial de la
residencia de los estudiantes en el interior a partir del pasaje a la virtua-
lidad. En Facultad de Psicología no tenemos aún datos para cuantificar
cabalmente este proceso, pero descartamos que se hayan generado mu-
taciones de relevancia que pongan en interrogación la histórica concen-
tración de la formación en la capital.
5 Este facilita el acceso a programas de becas y la circulación académica en el mundo, y
también acciones para el ascenso de grado, dentro de las que, para nombrar un programa,
señalamos los Llamados a Oportunidades de Ascenso (lloas).
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roMano: Me parece relevante la incorporación de la psicoterapia a
los servicios de salud y considero imprescindible el desarrollo de docen-
cia en los servicios. La metodología de intervención se aprende en la
práctica supervisada y estamos enfrentados al desafío de adecuar la for-
ma de trabajo en psicoterapia al marco institucional que implica el SniS,
para favorecer el acceso de la población que lo necesita.
eSTeFanell: El aspecto más importante a destacar es la evidencia de
que el éxito de la psicoterapia tiene que ver con la eficacia de la inter-
vención, pero también con el estilo del terapeuta y con la forma en que
esos aspectos se combinan. Por eso, creo que los docentes tenemos que
empezar a construir miradas sistémicas cuando enseñamos, para ayudar
al terapeuta a ver cómo la forma de trabajo y su estilo impactan en el
proceso del paciente. En la Universidad Católica usamos mucho la cá-
mara Gesell y las filmaciones de las sesiones sirven para supervisar. Algo
de lo que nos hemos dado cuenta es de que la supervisión, en la que el
estudiante cuenta lo que hizo en sesión, es una cosa absolutamente ses-
gada, ya que muchas veces el estudiante está ciego frente a sus propios
procesos o frente a la forma en que dirige ese encuentro; o bien sobre
cómo impacta lo que dice, pero también lo que no dice, o lo que hace y
lo que no hace. Entonces, en la supervisión clínica —que creo que es la
herramienta por excelencia de formación en la práctica clínica— los do-
centes deberíamos estar muy atentos y ser muy capaces de poder mirar
el combo. Quizá a veces estamos muy enfocados en el tratamiento, en el
protocolo, en la técnica, y no miramos el proceso, el vínculo, el encuentro,
el ajuste, el estilo. En estos aspectos es de interés que los docentes vaya-
mos evolucionando hacia esta idea, que es la formación por competencia
y por contenido técnico. Se trata de que el terapeuta realmente sepa hacer
clínica, pero también sepa ser clínico, que es una dimensión un poco más
completa que simplemente saber hacer determinado tratamiento.
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CorreaS: La especialización y la maestría en Psicoterapia Psicoanal-
ítica tienen un formato en créditos y plazos de clases acorde a ese tipo de
formación de posgrado a nivel académico. Para los docentes resultó todo
un desafío adecuarse a este formato y pasar de los seminarios o grupos
de estudio, caracterizados por carecer de un programa con objetivos y
destrezas y por no contar con metodologías de evaluación que pudieran
volcarse en una rúbrica. A ello se suma un tiempo muy acotado en que se
debe cumplir el curso, muy diferente al devenir de un grupo de estudio,
que podía tener años de funcionamiento en torno a un único autor.
El equipo docente fue incorporando esta nueva modalidad, con apo-
yo en formación continua sobre la redacción de rúbricas, la búsqueda
bibliográfica y el manejo de las normas apa, la metodología de trabajo en
taller y —con la pandemia por covid 19— el aprendizaje en el manejo de
la plataforma Moodle y de las herramientas que las plataformas virtuales,
como Zoom, ofrecen.
Es realmente muy destacable el esfuerzo realizado por los docentes
para adecuar sus clases a la modalidad virtual, lo que garantizó la con-
tinuidad del funcionamiento del iupa durante los dos años de pandemia.
Uno de los beneficios de estas comunicaciones a distancia fue poder au-
mentar la presencia de docentes extranjeros, tanto en los cursos comple-
mentarios y las conferencias, como dentro de los módulos curriculares.
Con relación al futuro de la formación, ¿cuáles son las principales
líneas de desarrollo académico que te gustaría impulsar? ¿Visualizas
obstáculos o dificultades significativas que se deban afrontar para
avanzar hacia esos objetivos?
irrazáBal: Respecto a las líneas de desarrollo académico a impulsar,
en principio y a corto plazo, pienso una: la instalación y el desarrollo de
nuevas posibilidades de formación específica.
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En relación con la pregunta anterior y en condiciones históricas, po-
líticas y presupuestales diferentes, es central mantener y desarrollar los
programas señalados y proporcionarles mayor articulación. En concreto,
para la Facultad de Psicología esto es generar una mayor vinculación or-
ganizativa académica de las cinco maestrías y el doctorado, así como de
las cinco especializaciones y la diplomatura. Esto significa que las y los
estudiantes puedan incorporar y elegir la continuación de su formación
posgradual en perspectiva integral, tanto en lo académico como en lo
profesional. Al mismo tiempo, en este período, el desarrollo de la nueva
tecnicatura de Acompañante Terapéutico que se está implementando es
parte de lo expresado, así como lo es también la intención de desarrollar
la recientemente aprobada especialización en Estrategias de Intervención
en Usos Problemáticos de Drogas. A su vez es parte de este proceso fina-
lizar la aprobación de la especialización en Atención Psicoterapéutica a
Víctimas del Terrorismo de Estado.
Este cuestionario fue pensado en el marco del desarrollo de la pande-
mia, que fue un obstáculo y un habilitador de nuevas modalidades, tanto
de procedimientos como de contenidos de formación. De todas formas,
hemos aprendido las posibilidades de los usos de las tecnologías y del
espacio virtual, y también hemos aprendido a revalorizar las capacida-
des, las intensidades de los encuentros no intermediados o escasamente
intermediados por estas tecnologías, y los modos híbridos.
Un punto más que parece natural y, sin embargo, significa el mayor
esfuerzo, texto y contexto, pura textualidad, un adentro absoluto de todo
lo expresado hasta ahora: la democracia. Mantener, desarrollar e inten-
sificar la política universitaria, el gobierno compartido entre estudiantes,
docentes, egresados y egresadas, la transparencia y el acceso público de
la información… son, todas, condiciones de lo académico.
roMano: En el correr de 2022 se está modificando el plan de for-
mación de la diplomatura de Psicoterapia en Servicios de Salud con el
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objetivo de adecuar la propuesta formativa a las necesidades de los servi-
cios y a la experiencia de estos años de implementación en el SniS.
eSTeFanell: Hay dos grandes líneas de desarrollo en la formación que
me gustaría impulsar. La primera es preparar para una psicoterapia fuera
del consultorio. Creo que las personas que trabajamos en salud mental
tenemos que ser agentes proactivos y constructores de la salud mental
de la población, donde sea que estemos. La pandemia puso de manifiesto
necesidades que había en esta materia a nivel de las organizaciones, de
los grupos humanos, de la familia. Creo que los terapeutas tenemos una
cantidad de información sobre por qué la gente pierde su salud mental
y no tendríamos que esperar que la perdiese para intervenir. Tenemos
muchas cosas que podemos hacer desde la promoción de la salud men-
tal, pero, sobre todo, desde la creación de acciones terapéuticas que, de
alguna manera, salgan del consultorio. La psicoterapia individual en con-
sultorio es un tratamiento caro, en algún punto elitista, en el sentido de
que hay que contar con muchos recursos como para poder hacerla, y no
solo económicos. También hay que tener recursos cognitivos y logísticos,
y recursos a nivel del lenguaje. Y muchas veces las personas que más ne-
cesitarían de la terapia son las que menos han podido acceder a ella por
el tipo de trabajo que hacemos. Por ejemplo, estoy convencida de que las
personas se suicidan por malas habilidades de regulación emocional, que
podrían haberse trabajado en prevención. Tenemos que poder enseñar
proactivamente habilidades de regulación emocional en las escuelas, en
los colegios y en las organizaciones.
La segunda línea de desarrollo que también me interesa impulsar se
relaciona, sobre todo, con el trabajo con niños y consiste en enfocarnos
en cómo nosotros podemos ayudar a que las familias sean contextos que
funcionen como agentes positivos de salud mental. Por eso, nuestra maes-
tría de parejas y familia intenta formar terapeutas con mirada sistémica.
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Hay muchas cosas negativas que ocurren porque los contextos fa-
miliares no son contextos validantes o no son buenos contextos menta-
lizadores; o bien no tienen padres o madres con buenas competencias
de regulación, de autorregulación o automentalización como para poder
intervenir apropiadamente en la crianza de sus hijos. Creo que esto es
algo que también los terapeutas podrían desarrollar en las intervenciones
en psicoterapia, para lo cual hay que trabajar en la formación.
CorreaS: Una línea de trabajo que nos estamos proponiendo desarro-
llar en el iupa es el acceso a una formación en modalidad virtual o semi-
presencial, con la oportunidad de trabajar en un nuevo plan de estudios
de la especialización en Psicoterapia Psicoanalítica. Apuntamos a crear
un plan más abierto a los nuevos desarrollos y con una malla curricular
apoyada en la formación individual del cursante, en contraposición a los
planes cerrados. Pretendemos trabajar más en profundidad los sistemas
de créditos y dejar de lado la formación de contenidos rígidos. Buscamos
que la formación de la identidad del psicoterapeuta psicoanalítico no sea
prefijada desde un esquema de comprensión externo, sino que sea fruto
del devenir de un desarrollo personal, generado por los propios intereses,
los descubrimientos personales y la clínica en la cual se va a trabajar.
El crecimiento del ippa-iupa como institución de formación es soste-
nido, pero aún muy reciente. Es importante continuar en este camino de
crecimiento y estabilidad institucional para ampliar los horizontes aca-
démicos. Una vez que se cuente con un flujo de magísteres y un cuerpo
de investigadores propios, se podrá dar el paso tan valorado de crear un
doctorado.