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Equinoccio. Revista de psicoterapia psicoanalítica, 6(2), julio-diciembre 2025, pp. 27-45.
ISSN: 2730-4833 (papel), 2730-4957 (en línea). DOI: 10.53693/ERPPA/6.2.2.
secundario. Esto se debe a que, desde sus orígenes, el psicoanálisis ha
tenido una fuerte raíz universalista y endógena. Por ello, la construc-
ción dialéctica y dinámica entre subjetivación, psiquismo y lazo social
exige repensar las formulaciones universalistas del psicoanálisis.
Es fundamental comprender que no solo existe el proceso de sub-
jetivación de los individuos, sino también el de las propias teorías y
técnicas que se utilizan para pensarlos. Las producciones teóricas son
el resultado de la reexión sobre las presentaciones subjetivas de un
momento histórico, elaboradas por sujetos inmersos en ese mismo
contexto sociohistórico. Estas postulaciones, que explican fenómenos
y funcionamientos subjetivos, sustentan la praxis clínica y pueden re-
producir las formas de subjetivación dominantes.
Por tanto, se vuelve una necesidad —y una oportunidad— revisar
los procesos de subjetivación de las teorías y la técnica psicoanalí-
tica y analizar cómo se ha construido el instrumento y qué huellas
histórico-políticas lo atraviesan. La pertinencia de ciertos conceptos se
vincula con códigos de subjetivación especícos, que en ocasiones se
convierten en obstáculos para reformular categorías y proponer otras
que ayuden a comprender las complejidades de las subjetividades ac-
tuales y sus formas de padecimiento (Rodríguez, 2023).
Las teorías heredadas para entender el sufrimiento ya están subje-
tivadas; el desafío consiste en revisar su vigencia con un pensamiento
crítico sobre la ontología de ciertas categorías centrales. Olvidar que las
teorías están subjetivadas y que, a su vez, devienen subjetivantes al ser
puestas en juego en prácticas clínicas incuestionables puede producir
efectos desubjetivantes. Estos efectos se maniestan en el paciente o
usuario cuando una práctica clínica, cegada por una teoría que ofrece
seguridad, no logra reconocer al otro como diferente, pero semejante en
la condición humana (Bleichmar, 2009). Esta falta de una postura ética
puede llevar a intervenciones que reproducen subjetividades dominan-
tes, resultando en una desubjetivación que deja al individuo, en la lógi-
ca binaria de la división de lo interno y lo externo, sin la posibilidad de
encontrar un entramado complejo de varias dimensiones como soporte
de la construcción subjetiva y del propio funcionamiento psíquico.